Cine, bendito cine

CINE, BENDITO CINE. En España sufrimos la incompetencia, el egoìsmo, la vanidad y la carencia de liderazgo de nuestros políticos para asumir la compleja realidad surgida tras las elecciones; en Davos, los expertos reconocen estos días que no tienen soluciones para la nueva crisis económica planetaria que todos ven llegar y nadie sabe cómo combatir; en Latinoamérica se lamentan de la llegada de un nuevo virus de fatales consecuencias y nombre de baile, el zika…, el miedo campa libre y sin trabas por todo el mundo y el ingenio humano se retrae impotente anta tanta adversidad…, todo son malas noticias, pero aún nos queda algún que otro refugio. Como el CINE, EL BENDITO CINE, QUE ESTAS DOS ÚLTIMAS SEMANAS NOS ESTÁ REGALANDO GRANDES PELÍCULAS, CADA UNA A SU MANERA.

Hemos disfrutado en una sola semana de cuatro films de notable para arriba, que os recomendamos absolutamente.

EL HIJO DE SAÚL. «En el año 1944, durante el horror del campo de concentración de Auschwitz, un prisionero judío húngaro llamado Saul, miembro de los ‘Sonderkommando’ -encargados de quemar los cadáveres de los prisioneros gaseados nada más llegar al campo y limpiar las cámaras de gas-, encuentra cierta supervivencia moral tratando de salvar de los hornos crematorios el cuerpo de un niño que toma como su hijo». Dirigida por el debutante László Nemes, joven húngaro que deslumbra por la mirada, narrativa y escénica, con que aborda un tema tan trillado como inevitablemente dramático y doloroso.

«LOS ODIOSOS OCHO». La nueva de Tarantino, tres horas de tensión, diálogos chispeantes y situaciones extremas, además de la violencia sanguinaria e irracional marca del autor. «Pocos años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza a toda velocidad por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar rápidamente al pueblo de Red Rock, donde Ruth entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido en cazarrecompensas de mala reputación, y Chris Mannix (Walton Goggins), un renegado sureño que afirma ser el nuevo sheriff del pueblo. Como se aproxima una ventisca, los cuatro se refugian en la Mercería de Minnie, una parada para diligencias de un puerto de montaña. Cuando llegan al local se topan con cuatro rostros desconocidos. Bob (Demian Bichir), que se encuentra allí refugiado junto con Oswaldo Mobray (Tim Roth), verdugo de Red Rock, el vaquero Joe Gage (Michael Madsen) y el general confederado Sanford Smithers (Bruce Dern). Mientras la tormenta cae sobre la parada de montaña, los ocho viajeros descubren que tal vez no lleguen hasta Red Rock después de todo…»

LA GRAN APUESTA. Dirigida por Adam McKay con gran originalidad en la manera de contar la historia, analiza despiadadamente, con ánimo divulgativo (detalle a agradecer) y desarmante lucidez, relativo cinismo y ácido sentido del humor, la crisis de 2.008 y el fraude de la comercialización codiciosa y sin escrúpulos de las hipotecas que conocimos como subprime. «Cuando cuatro tipos fuera del sistema descubren que los grandes bancos, los medios de comunicación y el gobierno se niegan a reconocer el colapso de la economía, tienen una idea: «La Gran Apuesta»… pero sus inversiones de riesgo les conducen al lado oscuro de la banca moderna, donde deben poner en duda todo y a todos… Adaptación del libro “La gran apuesta” de Michael Lewis, que reflexiona sobre la quiebra del sector inmobiliario norteamericano que originó la crisis económica mundial en 2008.»

Y la que hemos visto hace solo un par de horas, LA JUVENTUD, dirigida por uno de los autores más destacados de la nueva generacion de cineastas europeos, Paolo Sorrentino, del que aún recordamos sus obras maestras «La gran Belleza» y «Il divo». Con una banda sonora estelar y elegante en la que aparecen canciones de nuestro adorado Mark Kozelek – incluso sale el propio músico en persona en una melancólica escena-, y una de nuestro no menos querido Bill Callahan, nos habla, ofreciendo imágenes de desbordante creatividad visual y colapsante, enmudecedora belleza, de la decadencia física y emocional que conlleva la senectud, del papel del arte y de la vocación en la configuración de la vida, de la importancia ineludible de los sentimientos, de la autoestima, de la necesaria búsqueda de la verdad, de la sensualidad como motor de acciones y pasividades, de la mirada crítica y sin indulgencia al pasado, de lo que cambia nuestra vida la inminencia de la muerte, del miedo al fracaso en la toma de decisiones, de cómo afrontar la última etapa de tu vida cuando has tenido éxito profesional (director de orquesta, de cine, deportista, en esta peli) y apenas eres ya tenido en cuenta por nadie salvo los irreductibles fans, lo complejo y engañoso de las relaciones paternofiliales y de pareja…. «Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de Buckingham, con motivo del cumpleaños del príncipe Felipe»

Pues eso, que os sugerimos que aprovechéis esta cascada maravillosa de grandes e inspiradoras películas que proporcionan tanto deleite como certezas dudosas y preguntas casi sin respuesta (hay más pelis fenomenales, ya en cartelera, que están esperando, como «Mia madre» del gran Nani Moretti) para disfrutar de un arte que quizá sea el séptimo por imperativo cronológico pero, por momentos, nos parece que debiera alcanzar los honores de ser el primero, quizá por antojársenos el más completo de todos ellos.

Os dejamos con la canción clave de «La juventud», que cierra esta fantástica película, con varios actores en aúténtico estado de gracia; sobre todos ellos, el inconmensurable Michael Caine; aunque nos haya encantado también el joven Paul Dano en su sutil papel de actor de prometedora carrera, bastante presumido él pero frustrado por ser conocido a nivel popular por su papel en una peli normalita en que hacía de robot ¡y no se le veía la cara!

Hablamos de dos estupendas películas

Hablamos de dos pelis estupendas y os dejamos el vídeo de una canción fantástica, de DAMIEN JURADO, que aparece en «La gran belleza», una de las dos o tres mejores pelis que hemos visto esta temporada.

Permitidnos que, después de agradecer a THE HASSELFOFFS eL ESPECTACULAR concierto el pasado viernes dieron en La Estación de Neguri (ya casi atamos otra fecha para que vuelvan, porque fue una absoluta gozada: un set de rock eléctrico impecable -dos guitarras, eléctricas ambas, bajo y batería) , con Creedence como referencia, pero con muchas canciones de l rock de los 60s y 70s que encantaron a todo el mundo), os sugiramos dos planes que os van a dejar con muy buen sabor de boca:

1) Pasar por LA ESTACIÓN de Neguri, tu local favorito de Getxo, para disfrutar de la EXPOSICIÓN que ponemos a vuestra disposición desde el 4 de diciembre hasta el 19 de diciembre: Acuarelas y dibujos realizados por el colectivo «Amigos del Estudio de EVENCIO CORTINA». Pocas veces una muestra nos ha llenado tanto de satisfacción como esta. Y a la gente le está entusiasmando. Transmiten mucha serenidad las obras expuestas, la emoción de la belleza contenida, el equilibrio estético y anímico que solo se logra cuando se emplea un dominio no exhibicionista de la técnica

2) IR AL CINE. No siempre hay en cartelera tantas pelis fascinantes como en estas últimas semanas. Hay varias, dos de ellas japonesas, pero os recomendamos las que ya hemos visto: dos excelentes películas que, además de su calidad e interés, y pese a que en estilo y planteamiento discursivo sean casi contrapuestas, comparten muchas características.

Una de ellas es la británica “LE WEEK-END”. Escrita por Hanif Kureishi –autor de “Mi hermosa lavandería”- y dirigida por Roger Michell, narra la historia de Nick y Meg, una pareja de profesores británicos cercanos a la jubilación que, en nada holgada situación económica y con los hijos ya independizados, hacen un supuestamente romántico viaje de finde a París en su 30 aniversario de boda, seguramente para intentar revitalizar su matrimonio.

Y la otra peli es la italiana “LA GRAN BELLEZA”, dirigida y co-escrita por Paolo Sorrentino (director de la inolvidable “Il divo”, implacable biografía de Giulio Andreotti, expresidente italiano y -más o menos- mafioso convicto y confeso). «La gran belleza», un auténtico deleite para los sentidos, cuenta la vida de Jep Gambardella, aclamado periodista de arte, maduro (celebra su 65 cumpleaños), seductor, culto, elegante como solo puede serlo un italiano que ha leído mucho, y hedonista militante, rey de las fiestas chic de Roma durante años y que hace ya varias décadas ganó un premio con una novela. Desde entonces, se podría decir que sigue buscando -sin demasiado empeño- la inspiración en medio de una vida de holganza y disfrute sin fin en una Roma bellísima y mundana.

Estas dos magníficas películas abordan (muy reflexivamente, aunque mediante historias leves y muy entretenidas) el tema de la PRIMERA VEJEZ, la anterior a los 70 años, en la que al parecer manifestamos la tendencia de echar una ojeada atrás para revisar el estado de las cosas, testar con mayor o menor indulgencia si cumplimos nuestros sueños o proyecciones de futuro, si nos quieren los demás o solo aparentan, si nos queremos a nosotros mismos pese a todo, el insufrible pero emocionante peso de los recuerdos, el acariciante daño que nos infringe la nostalgia, el eterno miedo al futuro, el progresivo DETERIORO DE LA BELLEZA, de las capacidades físicas y de la salud, las nunca estables relaciones amorosas, el sexo que -sin remisión posible- va perdiendo interés…, en suma, la DESORIENTACIÓN y el enojo de siempre, solo que en este caso, cuando se es ya un poco mayor. Otro aspecto en común es que con ambas nos dio la impresión de que son las pelis que debería estar haciendo WOODY ALLEN, por lo brillantes que son, por lo bien escritas que están, por la riqueza de personajes y situaciones, por el elegante tono de comedia ácida de ambas, por lo bien rodadas que están, por su espectacular (sobre todo, en “La gran belleza”) puesta en escena, por mostrar admirada y admirablemente la poética de dos ciudades sublimes como París y Roma, por su sutil misoginia (fantástica frase, por cierto, la soltada por uno de los secundarios de “La gran belleza”: «puestos a odiar, hay que ser ambicioso: mejor misántropo que misógino»).

Más cosas en común: la magnífica, ecléctica (se escuchan estilos del todo distintos), superdisfrutable y sorprendente BANDA SONORA de ambas pelis, en las que además hay otro elemento compartido: incluyen las dos un temazo de un cantautor indie/folk de culto, de tanto prestigio como modesto éxito comercial y que nos emocionó sobremanera al escucharla en tan buen contexto narrativo: uno, ya fallecido, de los años 70, el británico NICK DRAKE (en “Le week-end” la canción, de poner los pelos de punta, es la mítica “Pink Moon”) y otro (en “La gran belleza”), nuestro adorado DAMIEN JURADO: el tema es “Everything Trying”, de su disco “Caught in the Trees”, de 2008) .

Las dos pelis son maravillosas, y las dos le dan mil vueltas (bueno, es una manera de hablar) en sentido del humor y ritmo narrativo, en interés que despiertan en el espectador y empatía que suscitan los personajes, en la sátira social y retrato de una época, e incluso en verosimilitud (a pesar de que “La gran belleza es puro exceso, el barroquismo en estado puro y exuda surrealismo, poseía e irrealidad) a dos -también atractivas, pero ambas fallidas- pelis de las que tanto se ha escrito reciente,ente (la mayoría de las reseñas y comentarios, en términos elogiosos) como “Blue Jasmine“, el irregular artefacto anual de Allen y “El consejero”, de Ridley Scottt que nos gustó más, pero adolece de defectos narrativos y de una excesiva y algo pedante artificiosidad literaria.

Os íbamos a dejar con el video de la canción “Silver Timothy” que adelanta el próximo disco (sale a mediados de enero, qué ganazas de escucharlo) de uno de los más grandes cantautores folk-rock del planeta, el estadounidense (Seattle, costa Oeste, muy al norte, a tiro de piedra de Canadá) y antes citado DAMIEN JURADO. La nueva obra se titulará “Brothers and Sisters of the Eternal Son”, aparecerán -por vez primera en su obra- sonidos reagge y estará producido por el asimismo cantautor -en este caso, rock y raruno- Richard Swift, que también se encargó de sonorizar y arreglar el maravilloso disco anterior de Jurado, “Maracopa”. Cabe suponer que tendremos al bueno de Damien girando por aquí en breve, porque, con el paso de los años, ya se ha hecho un nombre en Euskadi e incluso llena teatros. Como curiosidad, decir que le hemos visto dos veces en Donosti en concierto, también dos en Cantabria (la primera de ellas, hace no tanto tiempo, en Santoña: estábamos siete u ocho personas escuchándole en una especie de discoteca de pueblo; era la primera vez que le veíamos, fue muy emocionante, aún casi nadie lo conocía) y Barcelona, una en Castellón, y Madrid; en fin…, que nos gusta un poco el artista), pero que jamás le hemos pillado en Bilbao, y ha sido por la más sencilla de las razones: aún no ha tocado en la villa. Incomprensible, pero cierto. Algunas personas que siguen este muro de F. pueden resolver semejante afrenta, contratándole para que su próxima gira recale en Bilbao. Ánimo, muchachos, que seguro que sale bien la jugada.

Pero cambiamos de opinión, y ya que tras muchos minutos de pesquisas hemos conseguido identificar la canción de Damien Jurado que escuchamos ayer en “La gran belleza”, os la ponemos. Cuando las escuchas en el cine, y más en un peliculón como el de Sorrentino, del que sales como alucinado del empacho de belleza, en plan síndrome de Sthendal… estas canciones colosales que forman parte de tu vida te estremecen aún más, que no es cosa sencilla.

Va, os dejamos con la canción prometida de Damien Jurado, en versión acústica, y en directo, que casi siempre nos gusta más.