AMBIENTAZO DYLANIANO AYER EN LA ESTACIÓN DE NEGURI. Más de tres horas dedicadas gozosamente a la celebración del Nobel de Literatura concedido, por fin, este año a Bob Dylan.
Nos encantó la MUSIC EN VIVO en vivo, faltaba más, y no podemos sino agradecer a -calculamos, no tuvimos tiempo de contarlos- la docena de artistas, muchos de ellos venidos de Bilbao, algunos incluso en metro guitarras a cuestas, que subieron al escenario a recrear hasta una treintena de canciones de Dylan.
Pero lo más peculiar del evento fueron, por una vez, LAS PALABRAS. Las pronunciadas por Joserra Rodrigo sobre el hecho de la concesión del Nobel a Dylan y sobre la calidad, innovación y originalidad de las letras de sus inmortales canciones, y las palabras recitadas por Iker Díaz, en media docena de canciones -en su traducción al español- del bardo de Minnesota. Muchos fuimos los que dejamos volar la imaginación y sentimos la poesía de Dylan, perfectamente traducida, y leída/ interpretada por Iker, como pocas veces habíamos percibido, de tan dentro que llegó. Nos encantó, por cierto, que en esta parte más «culta» del evento, el local estuviera también lleno; de hecho, no quedó una sola silla libre y mira que pusimos todas las que teníamos. Respecto de la polémica sobre la concesión del Nobel a Dylan, quedaron dos cosas claras: 1) para los seguidores del cantautor por antonomasia, el premio es más que merecido y apropiado, porque reconoce el mérito, el valor literario de las canciones de Dylan y por extensión, de las de otros músicos, y 2) poco importa que a Dylan le haga ilusión el premio, que atienda o no la llamadas de la Academia Sueca, o que se digne ir a recoger el premio a Estocolmo: lo relevante es que su obra ha logrado el mayor reconocimiento institucional imaginable; que es el que le faltaba, porque el otro, el más importante, el de la trascendencia social, el de la admiración popular y el de la crítica musical lo ha tenido siempre. Y que muchos seguidores han hecho un poco suyo el premio a Dylan, de tan suyas que sienten sus canciones. Y, a ellos, a nosotros, eso no nos lo quita nadie, ni el propio Dylan renunciando a recoger el premio e incluso a darse por aludido, si tal cosa ocurriera, que prefiríamos que no, la verdad. Porque mira que molaría ver al amigo Bob agradeciendo el premio con un discurso cantado, hablando, por ejemplo, de otros cantautores como él. O donando la pasta del premio a una cátedra sobre la aportación de la música folk a la literatura mundial, o…
LLENAZO, pues, anoche en La Estación de Neguri, a pesar de la durísima competencia de oferta de ocio esa noche, y es que siempre hay tantas otras cosas que hacer…. Magníficos planes irrepetibles con fecha de ayer, como ver fútbol Champions con morbo en la tele (el primer Barcelona- Manchester City con Guardiola en las filas del equipo iglés), asistir a un concierto de jazz de primera en el Campo bilbaino (John Scofield, guitarrista universal) o, en plan más ruidoso y animado, de rock renovador (Brother Hawk, de Atlanta, gratis, en Bilbao, Antzoki sala superior)…
Lo dicho: tremendo ambiente, 100% dylaniano y con una audiencia no solo nacida entre los años 50 y los 70, sino también con personal más joven (mucho no, pero lo había). Pudimos escuchar lo más conocido del cancionero dylaniano, pero también joyitas más rebuscadas y menos famosas, sobre todo de la primera época de Dylan.
¿No estuviste? No pasa nada, otro día será. GRACIAS a TODOS, SOBRE TODO A JOSERRA e IKER, y a todos y cada uno de los músicos, con especial mención a Adrián (que además de tocar, hizo la labores de sonido) y a Luís Escauriaza, que lo dio todo.