Vale, domingo que es como sábado. Raro, pero mola. Mañana sigue siendo domingo.
Tres cositas sin mayor importancia que os contamos:
1) Cocinamos hoy para la family de Bilbao/Getxo en la SOCIEDAD DEL PUEBLO (txoko, para los urbanitas). Platos principales: tosta de jamon ibérico en pan de cristal crujiente, almejas finas a la plancha, anchoas de Getaria rebozadas acompañadas de lechuga con cebolleta, merluza frita con pimientos artesanales de Lodosa a la plancha y paletilla de cordero lechal al horno. El postre, lo que traigan ellos. Nunca le he dado importancia al asunto de los dulces ni sé un pimiento de repostería. A ver si se nos da bien. No hay miedo.
2) ¿BUSCANDO UNA SERIE a la altura de las que más te han gustado en la vida? Y pongamos aquí, por ejemplo, Los Soprano, Twin Peaks, o más actuales Juego de Tronos, The Wire, Breakin Bad, Mad Men, Dexter, House of Cards…
Pues tenemos la (nuestra) respuesta: RECTIFY, que trata del impacto que causa en una familia y en su entorno – además de en sí mismo, naturalmente-, la absolución y regreso a la libertad de un joven que condenado a la pena de muerte a sus 18 años ha pasado casi veinte años en el corredor de la muerte esperando su ejecución mientras su familia luchaba incansablemente en los juzgados para demostrar su inocencia. Hemos visto los 30 capítulos de sus cuatro temporadas en una semana, cumpliendo escrupulosamente con el trabajo y los deberes sociales y familiares; echa cuentas lo pillados que nos ha tenido la serie. Apasionante, adictiva a más no poder, con unos diálogos impecables maravillosamente escritos y que abordan sin prejuicios ni tópicos y con desarmante lucidez casi todos los temas sobre los que merece la pena reflexionar; unos personajes muy diferentes pero igualmente complejos, completos y auténticos que luchan por encontrar su espacio y su propia historia, individuos muy humanos y frágiles a los que poco a poco vas comprendiendo, respetando y amando; escenas, sobre todo las de interior, filmadas con una iluminación perfecta, un sentido del encuadre y de la belleza intimista insólitos; una banda sonora eficiente y muy apropiada al drama, con pocas canciones, pero en las que aparecen temazos de Low o Sun Kil Moon; emoción de la buena, de la que te dignifica e incluso te hace crecer, y numerosos temas (las relaciones paterno-filiales, por ejemplo, están analizadas con precisión quirúrgica, pero con compasión) para pensar en soledad o hablarlos con alguien querido y -necesario- que dé cierto juego; intriga y misterio hasta la última escena: en fin, la serie total. Te envidiamos, aún no la has visto. Al igual que Philip Rot en sus novelas, el creador de “Rectify” se empeña en explicarnos por qué las cosas son como son en los pueblos de EEUU (la serie discurre en una pequeña localidad de Georgia), en las casas, en las familias, en las instituciones (ayuntamiento, justicia, iglesia, policía…) por qué actuamos como lo hacemos -con o contra nosotros mismos y con o contra los demás-, por qué somos como somos, por qué tenemos ciertos complejos y sufrimos cada uno nuestras propias obsesiones, cuál es el papel de la fe religiosa, de la familia o del trabajo en la configuración de nuestro entorno vital emocional, el origen y sentido de las adicciones, la violencia, el desengaño, la venganza… en nuestro mundo, en fin, casi todo lo importante. «Rectify»: recomendada no, lo siguiente.