Decepción (y nos lo olíamos, oye) con «EL PORVENIR», que suma mucho de lo peor del cine francés: pretenciosidad a espuertas en envase delicado y ornamentado, ausencia de sentido del humor, morosidad en el relato, esteticismo, muchos parques y flores en jarrones, disquisiciones pretendidamete intelectuales, «mundo interior» a destajo en varios personajes, mirada añorante y trivial a mayo del 68, venta marketiniana de los preciosos paisajes del país, la escuela como reflejo de los avatares del conjunto de la sociedad…
Solo salvamos a la Huppert, que puede elevar dos notas (del suspenso al bien raspado en este caso) cualquier peli.
Únicamente su personaje y el de su desengañada madre nos dijeron algo, que tampoco muchísimo.
El resto, -sobre todo, los jóvenes, tanto los escolares reivindicativos como los otros, tanto sus dos hijos, más sosos y flojos que las lentejas que cocinaba mi hermano cuando le dejábamos, como los «emancipados alternativos» (qué risa, basilisa, estos revolucionarios de diseño que se permiten reprochar a la buena -y coherente- de Huppert que conviva con y en el sistema), por no hablar del marido diletante e indeciso, aburren más que sobran en una historia que podía haber dado más juego, siempre que las conversaciones filosófico/intelectuales hubieran tenido algo de enjundia o interés, que no es el caso. Temas viejunos y supersobados a debate, y además, algunos, desarrollados a brochazos (da pereza hasta enunciarlos, pero dejemos dos de muestras: 1) si la autoría firmada en una obra artística o intelectual es un acto de sumisión al sistema, 2) si la verdad científica es la única tenida por indiscutiblemente cierta, y si el paso de los años puede dotar de un prestigio inatacable o de una certeza absoluta a obras o hechos concretos. Y así todo, en este plan.
El resto de cuestiones de calado que aborda la peli (la familia «burguesa» en crisis, la pareja sobradamente culta que cae vencida por la monotonía y el peso de los años, los padres ya mayores que enferman y exigen compañía, ayuda y compasión a los hijos, los problemas socioeconómicos (pensiones y desempleo juvenil) de un estado del bienestar que no sabe frenar su gasto ni tiene soluciones para aumentar sus ingresos…) apenas aporta nada original ni siquiera plantea discusiones fértiles.
En resumen, una peli sobrevalorada y algo plomiza que rompe una racha excelente, con «Elle», «La tarde la ira» e «Historias de pasión», la nueva del genial y único Terence Davis en lo más alto del podio. Es una opinión. La hemos intentado razonar, sin más.
SÁBADO. CINE, CINE, CINE… Antes de nada, decirte que ya están colgados en La Estación de Neguri los cuadros del pintor getxotarra TEMA DOMÍNGUEZ. Color para el otoño, ya verás.
La music sigue siendo el primero de nuestros vicios cotidianos, pero cuando llega la época de las buenas pelis…, aaaaa-migo!!!
Y es que llevamos una espléndida racha, destaquemos TRES PELIS FENOMENALES que hemos visto en poco más de una semana
– la rumana y tragicómica/compulsiva historia familiar y sociopolítica «SIERANEVADA». No ha llegado aún a nuestros cines, confiemos en que lo haga pronto.
– la española, violenta, cruda, tan poco aderezada que llega a provocar cierta indigestión, y apasionante de principio a fin «LA TARDE DE LA IRA», dirigida por el omnipresente actor Raúl Arévalo, el descubrimiento del año. Sin ir más lejos, nos pareció más intensa, impactante, auténtica y genuina que «El hombre de las mil caras». Esa España pobre y no solo en lo material, cutre, machista, inculta, vengativa, envidiosa, delictiva, competitiva a muerte pero a su manera, agresiva y con poco filtro… Joé, la peli impone y da hasta miedo, pero es también nuestro país, son, querámoslo o no, nuestros paisanos, y lo peor es que en ocasiones nos sentimos cercanos a ellos, los comprendemos en cierta manera. Esta es la grandeza de esta magnífica e inesperada peli. Porque no todo es el Guggenheim, la Pasarela Cibeles, las revistas de diseño, el lujo y los festivales de pop a 50 euros el día y la alta cocina. Hay una España corrupta y tramposa pero no de la guante blanco y juicios con prensa en la puerta, sino la otra, la de manos manchadas de grasa y pena, pocas expectativas de futuro y ellas casi siempre truncadas por un golpe de infortunio, economías precarias, hígados castigados, recuerdos lacerantes y corazones oscuros y quemados por tanto sufrimiento, infidelidad y silencios culpables, un país de bares feos y cutres, gimnasios no de diseño sino que más bien parecen centros de acogida de delincuentes y marginales de toda clase, calles sucias y mal iluminadas, gente en las últimas que no cree ya en nada, un entorno asfixiante de desesperación y marginación, de paisajes rurales desoladores, de ciudades ruidosas y desapacibles, de familias rotas, de traiciones inesperadas, de planes retorcidos tramados por personas antes buenas y convencionales pero ya desengañadas e instaladas ya sin remisión en el odio y el rencor… Un sorpresón que detrás de este competente actor hubiera tan excelente, personal y original director, de esos con sello propio. Que haga otra peli Raúl Arévalo, pero rápido, para reafirmarnos en nuestra sensación de que puede ser uno de los más interesantes directores españoles. Lo tiene todo, de veras, esta «LA TARDE DE LA IRA». Incluídas una historia redonda y bien contada, diálogos perfectos y llenos de sorna, realismo nada mágico y un cruel sentido del humor. Y los actores, todos, impecables, te crees todo lo que hacen y ssufren. Y encuadres e iluminación acertadísimos y apropiados para lo que se cuenta, escenas inolvidables, atrezzos y vestuarios impecables…
– y la soberbia, aparentemente cínica, nada complaciente, políticamente incorrecta, muy inquietante y polémica si nos la planteamos en términos morales (y no decimos más para no adelantar la conclusión del filme) y, sobre todo, muy turbadora «ELLE», del Verhoven de «Instinto básico» y «Desafío total», con la magistral, durísima, impenetrable e hipnótica Isabelle Hupert, que cayó ayer. Una de las dos o tres mejores pelis del año, sin duda. No nos extraña que el director no encontrara en EEUU una actriz con coraje dispuesta a interpretar el dificilísimo y extremo papel de la Hupert, ni unos productores que asumieran el riesgo de poner su dinero (y su reputaciòn «moral») para financiar este peli tan poco apta para personas dogmáticas de ideas inflexibles y rígidas como para almas cándidas que prefieren pensar que todo el mundo es bueno y que las emociones positivas son las que imperan (o acabarán imperando) en el mundo.
Y todo apunta a que va a seguir la racha, vistos los estrenos que ya lucen en cartelera y aún no hemos podido catar.
Las próximas que nos llevarán a la sala oscura serán, probablemente en este orden:
– HISTORIA DE UNA PASIÓN, del británico Terence Davis uno de nuestros directores favoritos desde hace años. Habla («biografía inventada» la han denominado) de la vida de la enigmática y solitaria poetisa Emily Dickinson
– UN MONSTRUO VIENE A VERME, de J.A. BAYONA, director del taquillazo «Lo imposible». Lacrimógena, pero brillante y muy bien rodada debe estar esta peli con estupendos efectos especiales, con la atinada music del getxotarra Fernando Velázquez y que se acerca a la ciencia-ficción sin abandonar el realismo de una situación trágica (niño que sufre de acoso escolar y que va a perder a su madre, enferma terminal). Sigourney Weaver, atractivo extra.
– SING STREET, del británico John Carney que también co-escribe el guión. Cuenta la historia de Connor, un chico de 15 años que vive en el Dublín de los 80 y se propone huir de su conflictivo hogar. Crea, como salida a una atmósfera irrespirable que no admite, una banda y compone canciones que son su forma de lucha ante una realidad que le oprime. Una peli en que las canciones y la historia de rebeldía juveni aportan frescura, ingenuidad y emoción, deducimos de lo leído en las críticas. Recordaremos a John Carney por su agradable y quizá un poco melosa «Once» (2.006), también musical, que catapultó a la fama al hoy exitoso cantautor folk Glen Hansard.
Pues nada, no todo es exposiciones y music, vamos al cine esta semana, que hay material de primera para degustar.
Volviendo a la music, nos gustó la banda sonora original de «ELLE». Tras ver la peli, comprobamos que la había compuesto Anne Dudley, que en los primeros 80 fue miembro fundador de la banda estadounidense THE ART OF NOISE, que militaba en lo que entonces se calificaba de «vanguardias», practicaba un pop de teclados que a veces llegaba al rock, hacía gala de un eclecticismo en estilos y referencias nada habitual en la época, más cercano a la new wave que al punk, eso sí; recurriendo a sonidos naturales o artificiales hasta entonces apenas utilizados en la music, representaron un soplo de aire húmedo, liviano y refrescante en su época y disfrutaron de cierto éxito; por supuesto, los seguimos con atención en su momento. Nunca superaron a su primer disco «Who’s Afraid of the Art of Noise?», de 1.984, elogiadísimo por la crítica. Muchos de vosotros/as recordaréis este tema «Moments in Love», a buen seguro, aunque hayan pasado más de 30 años.
MIÉRCOLES, pese a la excitación ante la inminencia del concierto de nuestro queridísimo PETER BRUNTNELL (Colegio de Abogados en Bilbao, entrada libre, a las 8 pm), paradigma del artista de culto que debería llegar a mucha más gente por la calidad de su music, por la pegada del intimismo evocador y melancólico pero en cierta medida animado de sus canciones pop-rock con solera folk, sentimos que necesitamos con apremio, incluso tan de buena mañana crear un espacio -siquiera sonoro- sereno, dominado por la calma, el sosiego, la tranquilidad… para trabajar un poco, para vivir, en definitiva.
Y no es porque hayamos leido en el periódico, por ejemplo, que ahora el PP, manchado esta semana por el juicio de la Gurtel, dice que no le basta con una abstención del PSOE, que quiere un acuerdo que comprometa más al partido en vías de extinción, pero tampoco nos escandalicemos ante este cambio de planteamiento. Aquí nos tragamos todo, y la sentencia es aplicable a todo lo ancho del espector político. Al tema: empieza a sentir el PP el vértigo, el miedo de enfrentarse cada día de la (aún no nacida) próxima legislatura a una oposición beligerante/vengativa que le impida gobernar; además, hecho decisivo, la perspectiva de unas terceras elecciones no le aterra tanto como al resto de partidos: piensa -lo dicen las encuestas- que puede mejorar sus resultados y ampliar el número de diputados. Podríamos preguntarnos por qué hace unas semanas no solo le bastaba al PP la abstención, sino que casi llegaba a exigírsele a aquel PSOE aún no tan demolido como lo está hoy. Las cosas cambian, claro. Para todos. Que se lo pregunten a Iglesias o a Rivera, las jóvenes promesas de anteayer, aquellos tallos verdes de hace aún pocos años que se nos antojan hoy resabiados y vetustos árboles del contaminado paisaje de la política española.
Necesitamos, decíamos, hoy y tantos otros días, una sobredosis de equilibrio y templanza, crear un espacio sereno para trabajar, para poder sentir, para vivir, en definitiva. Y hay músicas que nos ayudan a llegar a ese espacio, impregnándolo además de belleza y serenidad. Como las que contiene «Orphée» el nuevo y emocionante disco del finlandés JOHANN JOHANNSSON. El video hace justicia a ‘Flight from the City’, la canción que abre este más que recomendable disco de music neoclásica, que remiute al ambient, al minimalismo, a las bso de las pelis (de las que JJ es un experto y prestigioso creador, de hecho, le han pedido que haga la banda sonora de la secuela de «Blade Runner») y un poco, por qué no decirlo, a aquella new age de la que ya nadie quiere acordarse.
Nos vemos en el Colegio, esta tarde. De Abogados, sí, en Bilbao. Peter Brutnell y sud delicadas canciones nos esperan.
De momento, mientras hacemos tiempo y seguimos trabajando (hoy toca hacer las cuentas y cerrar trimestre), nos dejamos invadir por la serena belleza de la music de JOHANN JOHANNSSON
Martes, va cayendo la noche. Esta tarde Ereaga parecía Tarifa: fuerte viento que pegaba la ropa a los cuerpos y espantaba a los contados paseantes, mar rizada, playa desierta, personal disfrutando sobre las olas … Chulo. Si volvemos a nacer, prometemos -intentar- aprender a hacer surf, windsurf, skatesurf, en fin, algo de ello. Nos dan envidia, cada vez que los vemos, sí.
Nos hemos acordado, mientras llegábamos tras el paseo vespertino, de esta cancionaza, «Tarifa». Su autora y cantante se llama SHARON VAN ETTEN, y es una de las más dotadas jovenes del folk-rock planetario actual; el disco en el que aparece, «Are We There», fue publicado hace ya dos años.
Esperamos dos cosas relacionadas con esta artistaza: que publique otro disco largo (en 2.015 nos dejó el ep «I Don’t Want to Let You Down» que traía cinco enjundiosas canciones, de las que nos hemos alimentado este tiempo), y poder verla en directo, que aún no hemos tenido la dicha.
LUNES, estupendo día. Mostrémosle nuestro agradecimiento con una canción fabulosa y luminosa «Politics Of Free», del fenomenal disco «City Sun Eater In The River Of Light», de los estadounidenses WOODS, publicado este 2106, que si eres habitual de La Estación de Neguri es casi imposible no te suene.
Buenos días, pues, queridos amigos/as, y mejor semana.
Ya queda menos:
– para el fin de las OBRAS (están terminando la escalera y el remate de toda la acera y la esquina) enfrente de tu local favorito de Getxo
– para el concierto de PETER BRUNTNELL el mièrcoles en Bilbao. Una de las citas musicales del año para quien guste del pop-rock más elegante, el que desdeña el origen folk de toda la music, el estilo en plan un poco introspectivo y melancólico, léase Ellioth Smith, Josh Rouse, REM, Ray Davis, Eels, Eagles, Dylan, Young, Nick Drake,,,. en fin…
– para el concierto de MCENROE en San Sebastián el jueves 20 octubre (Teatro Principal, todo un lujo de recinto, sentaditos leré, y sonidazo casi asegurado), donde podremos disfrutar -precio ajustadísimo: 14 euros anticipada- de las mejores canciones de todos los discos publicados hasta la fecha por nuestra banda nacional favorita, liderada como es sabido por Ricardo Lezón.
Va, os dejamos con ese temazo que nos alegra cada día desde que se publicó: «Politics Of Free», de WOODS, que no son muy conocidos pese a que han editado una decena de discos en otros tantos años, pero los tenemos (desde hace unos tres discos, porque antes sonaban más garage lo-fi, más pequeños, por decirlo de algún modo) por los reyes actuales de la psicodelia pop más hedonista y audible, con curiosos acordes reagge, arreglos y espíritu de folk raruno, canto en semifalsete y tendencias barroquistas, detalles todos ellos que nos encantan.
(nota 1: el talento sobra en esta banda formada en Brooklyn; su bajista Kevin Morby es una de las revelaciones del panorama indie-rock planetario, tiene ya dos discos geniales en solitario, impresionantes, moviéndose entre un Kurt Vile al que le diera por los recitativos leonarcohenianos y el Nick Cave más reconcentrado)
(nota 2: si nos dijeran ahora mismo una banda que no hayamos visto aún en concierto y que necesitamos pillar ya de una vez tocando sobre un escenario, diríamos casi seguro que WOODS: nos trasmiten tan buen rollo, suenan tan bien…)
DOMINGO, SEGUNDO DÍA DE OCTUBRE, y hemos de celebrar como es debido, con la mejor de nuestras sonrisas la mejor noticia de los últimos meses: nuestro querido LUIS EDUARDO AUTE ha salido del coma al que le condujo un infarto hace más de un mes, y se encuentra razonablemente bien, «un milagro de la ciencia» hemos llegado a leer, en curioso oxímoron..
Llevamos un par de horas buscando una canción impresionante y representativa del cantautor por antonomasia de nuestro país, y nos hemos quedado con esta emocionantísima «La belleza», no por nada en particular, solo porque seguimos amando nuestro idioma y porque seguimos pensando que cantar al amor y a lo bello – y más aún desde una perspectiva social e inclusiva- sigue siendo lo más difícil.
Gracias a quien corresponda, y bienvenido a tu regreso al mundo consciente, Luís Eduardo. Nada ha cambiado, todo sigue fatal, pero contigo despierto y activo todo es mejor. Seguimos necesitando tus canciones, tu poesía, tu veteranía en el desengaño y, sobre todo, tu iluminadora presencia entre nosotros, en un país que tantos motivos tiene para preguntarse tantas cosas, pocas de ellas buenas.
VENGA, JUEVES Y MAÑANA TERMINA SETIEMBRE. Y nos seguimos preguntando algunas cosas sin respuesta clara, ni oscura:
1- Cuándo y cómo terminará la pavorosa/vergonzosa y vergonzante para ellos, crisis del PSOE, y a más a más, cuándo y cómo se formará nuevo gobierno en España
2- Qué ATHLETIC veremos hoy en su segundo partido europeo de la temporada, el que hizo el ridículo ante el Saussolo o el que ganó al Sevilla
3- Cuando terminarán LAS OBRAS de enfrente de La Estación de Neguri. Somos gente paciente y considerada, pero estamos empezando a enfadarnos: solo queda rematar la escalera y la acera pero llevan en ello dos semanas, un poquito cada dos días y sin apenas personal en el tajo, y todo en este plan de indolencia y aparente desplanificación, y aún les queda un rato, pese a que da la impresión de que en un par de días a plena dedicación lo podían haber solventado perfectamente, de sencilla que es la tarea, comparado con lo ya hecho durante los largos meses anteriores. ¿Se lo decimos ya y con todas las palabras («esto es una tomadura de pelo, una falta de respeto a los negocios y vecinos afectados por las obras») a los arquitectos y al jefe de la obra, que toman café casi a diario en nuestro local, o les dejamos en paz en su momento de asueto diario y confiamos en que hacen lo que pueden?
4- Por qué hay artistas maravillosos en esto de la music que lo tienen TODO PERO TODO, como el británico PETER BRUNTNELL (componen fantásticos temazos, melodías y letras, canciones para casi todos los públicos y gustos, que cantan como Dios, además de que tocan estupendamente) y no consiguen no ya el triunfo que merecen sino siquiera superar la marginalidad y vivir dignamente de su talento y trabajo, mientras otros, epítomes de la mediocridad, el copieteo y la vulgaridad, se han convertido en ídolos de masas y llenan estadios con sus fistros de canciones?
Pues nada, como siempre, sumidos en la duda y formulándonos preguntas casi sin respuesta.
Menos mal que nos queda la music:
(el otro día en un comentario que hicimos a la sugerencia de un buen amigo en su muro de F, decíamos: «Enganchadísimos al nuevo disco de Peter Bruntnell. A veces, la buena music es tan fácil y agradable de escuchar, tan hermosa e inspiradora y tan natural que parece que le falta algo, que quizá es demasiado obvia. Y qué va, no le falta nada, es perfecta. Nos vemos el miércoles en el Colegio de Abogados, y en primera fila aunque haya que ir a las siete y media a hacer cola, que hasta las ocho en punto no dejan entrar a la peña. Lo mismo llevamos unas latitas de cerveza, je (¿estará permitido?, se lo preguntaremos a Iñaki, nuestro querido amigo y organizador del evento). Más que nada, para animar la conversación durante la espera.
Va, «Mr Sunshine», una de las canciones estelares del disco de PETER BRUNTNELL, hablamos ayer precisamente de ella. Trump y Salmond, ¿recuerdas?
MIÉRCOLES, mejora el tiempo y siguen las obras sin terminar del todo enfrente de La Estación de Neguri. EXPERIMENTO realizado CON ÉXITO.
Esta mañana hemos hecho un experimento, musical, para variar. El objetivo era comprobar si, efectivamente, teníamos razón ayer noche, cuando tras el bello concierto de folk/country espacial/psicodelia de la israelí Noa Babayof en el Colegio de Abogados de Bilbao, decíamos a unas amigas con las que coincidimos en tan atractivo set acústico, que el británico PETER BRUNTNELL (al que veremos tocar por segunda vez dentro de una semana, y ambas este año en felicísima coincidencia), es un cantautor pop-rock tan extraordinario que podríamos escuchar gozosamente sus preciosas canciones durante horas sin cansarnos ni aburrirnos. Canta sencillo pero perfecto, toca la guitarra igual y compone unas cancionazas que hacen pequeñas muchas de las más celebradas de artistas consagrados de similares parámetros estilísticos.
Dicho y hecho, hemos pinchado en tu local favorito de Getxo durante ¡CUATRO HORAS SEGUIDAS! su magnífico repertorio en el que percibimos referencias a todo bicho viviente que se mueva entre el folk, la americana y el pop-rock sello cantautor, con leves toques de power-pop y psicodelia, o sea lo que más nos gusta (y por citar solo nombres muy conocidos), desde Elliott Smith hasta Dylan o Young, desde Ryan Adams hasta Eels, desde REM hasta Steve Earle, desde Nick Drake hasta Ray Davis… en fin…, la repera. Y ha sido fantástico. Más de una y de dos personas han preguntado lo de qué esto que suena tan chulo.
«Peter Bruntnell, calificado por muchos como el secreto mejor guardado del pop británico, estará de gira por España en poco más de una semana. Tras sus dos anteriores visitas a nuestro país en solitario, Bruntnell junto a su banda al completo estará presentando en directo y en formato eléctrico las canciones de su nuevo álbum «Nos Da Comrade», al que la crítica inglesa de manera unánime no ha escatimado en elogios (disco Americana del mes en Mojo)» reza la nota oficial, y la copiamos y pegamos aquí.
A los más habituales de La Estación, seguro que os suenan las brillantísimas canciones de su nuevo disco, cuya escucha os recomendamos efusivamente, al igual que lo hace gente tan fiable como Kurt Wagner (Lambchop), Peter Buck (REM), o Jay Farrar (Uncle Tupelo -el germen de Wilco, sí- y Son Volt).
Bueno, lo dicho, apuntáos en la agenda, hacéos el favor:
5 de octubre, miércoles, en el Colegio de Abogados de Bilbao, concierto de PETER BRUNTNELL, esta vez, además con banda. Una única pega: es gratis.
Podríamos poner aquí temazos incontestables y superbonitos del nuevo disco de PETER BRUNTNELL, como ‘Mr Sunshine’, en el que pone a caldo a Donald Trump y a Salmond el escocés, pero preferimos ofrecerte «Yuri Gagarin» un tema en el que homenaje al astronauta soviético y que resulta un poco más guitarrero y rotundo de lo habitual (tampoco demasiado, nuestro artista compone canciones sencillas y perfectamente digeribles casi siempre) y más largo en su desarrollo, que nos tiene embrujados y que se ha convertido en una de las canciones del año para nosotros. A ver si te gusta.
Disfrutamos este pasado finde, en una de las ciudades más bellas del mundo, de las pelis del FESTIVAL DE CINE DE DONOSTI: nos gustó sobre todo «SIERANEVADA», lúcida, muy entretenida e irónica crónica.socio-político-familiar de la nueva Rumania que hace el celebrado director Cristi Puiu en una peli de realización muy artística pero de fácil seguimiento; también nos satisfizo el crudo, desasosegante y muy bien fotografiado western patagónico «EL INVIERNO», del debutante argentino Emiliano Torres; asimismo, convenció y emociono «FRANZ», del prestigioso pero irregular cineasta francés Francois Ozon, un intenso y logrado, -aunque un poco acartonado- drama histórico/romántico que discurre tras la primera guerra mundial, Y seguimos con interés y agrado «PASTORAL AMERICANA», dirigida e interpretada por el famoso actor Ewan McGregor, que no está mal tenida en cuenta por sí sola pero que no soporta ni la más misericorde comparación con la monumental y emocionante novela de Philip Roth (a la que sigue respetuosa y escrupulosamente), uno de nuestros tres o cuatro escritores vivos preferidos.
Ah, también vimos «El HOMBRE DE LAS MIL CARAS» (en Bilbao, el domingo, justo a la hora del recuento electoral) la nueva del merecidamente afamado director andaluz Alberto Rodríguez. Cuenta, más que nada, el episodio de la fuga, ocultación durante casi un año y posterior fraudulenta detención de Roldán gracias a las «gestiones» del «polifacético» Paesa. No hablaremos demasiado de ella. Solo diremos que Eduard Fernández demuestra, una vez más y por si a alguien aún le cabían dudas, de que es el mejor actor español, y que «Grupo 7» y «La isla mínima» (las anteriores pelis de Rodríguez) nos gustaron más que esta, por diversas razone; algunas de ellas, seguramente, más vinculadas a preferencias subjetivas y meros gustos personales que a otra cosa. Sales de la proyección de «El hombre de las mil caras» con la pegajosa e incómoda impresión de que esto de la corrupción va en el adn del ser humano español y, sin duda, de que has visto una buena y bien documentada peli, y de que el pago de la entrada se ha compensado sobradamente. Pero, ¿quizá esperabas un poco más? Ahhhh
(Viernes, buen tiempo, y nosotros hablando de Scott Walker: no tenemos remedio)
Somos gente de pocos caprichos, aunque vivir bien sea uno de ellos, je.
Al tema: hay veces en que uno se convence (aún más de lo que ya estaba) de que pagar por ver TV sale a cuenta.
Ocurrió el pasado miércoles. El partido del ATHLETIC lo emitían en cerrado, o sea, en el canal de pago. Durante el soporífero primer tiempo solo nos reprimimos de hacer zapping porque íbamos ganando casi desde el principio. Va el Granada y -son las once menos cuarto de la noche-, sin mayor mérito que poner un poco de empeño, empata en la típica jugada del último minuto que nos sigue sacando de quicio, de tan descomunal tamaño es la empanada que se apodera de nuestro equipo en estos decisivos instantes de cada tiempo.
Desesperación masiva.
Comemos algo de fruta y una palmera bien azucarada para superar el disgusto y cogemos el mando de la tele. Zapeando nos topamos (una vez más, por pura casualidad; es imperdonable, pero somos así: jamás consultamos la programación) con una maravilla cinematográfico/musical de la que habíamos oído hablar pero que jamás habíamos podido ver, de hecho nos tememos que no se ha estrenado en España. Naturalmente, no volvimos al partido de fútbol, salvo una vez y para comprobar que, felizmente, volvíamos a ir ganando.
La peli era el documental de casi dos horas sobre la vida y (sobre todo) la obra de uno de los artistas más brillantes y enigmáticos del pop de todos los tiempos: el estadounidense (de Ohio) SCOTT WALKER, nacido en 1943 y que triunfara en los 60s con su impecable voz de barítono y sus estupendas canciones (a nivel comercial y también de crítica, sobre todo en Reino Unido, donde se instaló en 1965, hasta hoy) con su banda The Walker Brothers, que de la fama absoluta, las ventas espectaculares y el prestigio pasó al ostracismo y el olvido, víctima del éxito de los nuevos sonidos de la época (psicodelia, rock progresivo, folk experimental…).
Tras una irregular (en lo comercial, que no tanto en lo artístico) etapa en solitario dentro más o menos de los cánones del pop vocal (comenzada con el brillante “Scott, de 1967) y después de intentar reflotar en 1978 a The Walker Brothers con el disco “Nite Flights” cuyo tema principal, del mismo título, versioneó uno de sus mayores admiradores/seguidotes, un tal David Bowie en 1993) y superado un receso (1978-1995) de casi veinte años de casi total inactividad artística (hubo un disco en medio, “Climate hunter”, en 1985), vinculado tanto al escaso éxito de sus discos como a la depresión crónica de Walker, su carácter introspectivo, solitario, raruno y y existencialista, su timidez enfermiza y su endeble autoestima, volvió con el mítico “Tilt” (1995) a las grabaciones y los discos. Y lo hizo con sucesivas obras de music contemporánea de vanguardia, experimental y perfeccionista hasta el extremo, siempre atento nuestro artista a cada detalle de las prestaciones de su dotadísimo instrumento vocal, una música gótica por desmesurada, oscura, mágica y barroca, además de libérrima en lo conceptual y estilístico (causando la desesperación de sus músicos y productores, se ve en la peli), discos tan modernos que aún hoy parecen música del mañana, minoritarios por fuerza, difíciles para el oyente pero apasionantes para el aficionado curioso y amante de lo extraño y de indagar en los límites de la expresión musical.
Flipamos mucho en su momento con “The Drift” (2006), en el que Scott Walker explora entre el ruido y la armonía, el terror y la belleza, la poesía y el disparate, el grito y el lamento ensoñador, y claro que encuentra muchas cosas, pero sume al oyente, además de en el asombro permanente ante tanto descubrimiento sonoro y técnico y emoción desbocada, en el más solemne y deslumbrante de los desconciertos.
Lo penúltimo de la carrera de nuestro genio es “Soused” (2014), disco maravilloso y tan bien recibido por la crítica como ignorado no solo por las listas de éxitos sino incluso por el aficionado medianamente exigente, y que ha grabado el bueno de Scott con uno de los epítomes del ruido/drone/metal, el dúo estadounidense Sunn 0))).
Volviendo a la peli, para cualquier interesado en la obra y la personalidad del esquivo Scott Walker deviene de visión imprescindible y garantía de disfrute gozoso, porque la music de las diferentes épocas artísticas de Walker (hasta 2.005 evidentemente) lo impregna todo y porque explica muchas cuestiones que el seguidor se plantea al escuchar sus canciones y al preguntarse cómo será este enigmático individuo que engrandece la figura del músico-artista, creativo y exigente hasta el límite y comprometido absolutamente con su obra. Trasciende con mucho el universo del pop y e ropck, sin duda. Desfilan por “Scott Walker: 30 Century Man”, manifestando su admiración por Walker iconos del pop como Bowie, Eno, Jarvis Coker, Damon Albarn, Marc Almond… y salen músicos que intrepretan sus obras que hablan no de los Rolling o de Beatles, sino de Ligeti y Bruckner.
Pues eso, que la peli está disponible en la TV de pago, que os la recomendamos efusivamente, que nos felicitamos de haberla visto, que voveremos a reescuchar los discos de Scott Walker, y que buen finde.
Os dejamos con la monumental “Brando” que abre el disco “Soused” (2014). ¿Es pop, es música culta contemporánea, es simplemente music vocal de vanguardia? Qué más da, es grande, misteriosa, inspiradora, poderosa, excitante, innovadora… lo tiene todo. Hasta el punto de que le sobran etiquetas.