BAÑITO DE NOSTALGIA, va.
Hubo un momento, entre 1.970 y 1.980, en que una banda legendaria, mítica todavía hoy para unos pocos entusiastas nostálgicos, aunó lo casi imposible: rock sinfónico, espíritu punk, alma de cantautor, lo que después se conoció como prog-rock, el pop-art, la vanguardia que siempre asociamos a lo experimental y, quizá lo más importante, imaginación y originalidad desbordante en composición y sonido.
Al frente del proyecto, el inconmensurable Petter Hammil (que posteriormente brilló tanto o más en su propia y maravillosa carrera en solitario), y con él los británicos VAN DER GRAFF GENERATOR, que grabaron no menos de cinco discazos en su larga carrera.
Raros como ellos solos, con ese protagonismo, inusual entonces y ahora, de saxos y teclados tronando a la vez, music wagneriana, apocalíptica, un modo de cantar apabullante que no hemos visto igual desde entonces, y a la vez una delicadeza y un sentimiento que te calaba hasta el último poro … una barbaridad en toda regla.
Escuchen, escuchen a todo el volumen que la máquina y el oído admitan, esta pieza colosal, «Pilgrims «, que venía en el disco «Still Life» y nos dejó traspuestos.
(Nota: en solo tres años,de 1.976 a 1.978, VAN DER GRAFF GENERATOR publicaron tres obras que las bibliotecas musicales consideran hoy maestras en su género, y en general: World Record, Still Life y The Quiet Zone/The Pleasure Dome. Eso era productividad de la buena).
Cuando se habla de una banda, y de un cantante/líder con actitud y sensibilidad, a veces nos faltan referencias. Pues no debiera ser así, porque la historia de la music está ahí, y porque PETER HAMILL y sus VDGG siempre seguirán ahí, se lo merecen.
Prueba a escuchar este temazo, «Pilgrims» y si puedes dejar de hacerlo, a pesar de que dura más de 7 minutos, admitimos el fracaso. Pero va a ser que no. Tembleque del mejor, 40 años después. Lo espectacular puede ser sublime. No, no hablamos de Muse, claro que no.