Era una fecha especial: celebrábamos el acuerdo que hemos firmado con LA SALVE, una cremosa y sabrosísima birra (bilbaina y con mucha solera) tanto de caña como de botellín que tuvieron oportunidad de degustar quienes se pasaron por La Estación (comentarios elogiosos prácticamente en el 100% de los casos).
COMENZÓ DANI MERINO haciendo media docena de cancionacas de Eagles, muy sentidas y perfectamente cantadas; quizá la que más nos emocionó fue “Tequila Sunrise” (una de nuestras favoritas de siempre) pero lo cierto es que el gran Dani Merino logró recrear con tanta precisión y sello personal el duende del cancionero de la mítica banda norteamericana que desde el comienzo hasta el sublime final de su set – acompañado de Margo Cilker a guitarra y voces interpretando “Hotel California”-, el espíritu californiano 70s de libertad, disfrute y fraternidad sello EAGLES invadió el escenario y llegó en toda su plenitud hasta el público que llenó hasta la bandera nuestro local y coreó muchos de los fantásticos hits de Eagles que se escucharon esta mágica noche en la que se homenajeó al recientemente desparecido Glenn Frey, miembro fundador y uno de los dos líderes de Eagles. También otro de los ilustres músicos fallecidos este fatídico mes de enero, DAVID BOWIE, estuvo presente en el concierto de Dani Merino, que nos regaló una gran versión de “Changes”, una de las incontables cimas musicales creadas por el versátil genio londinense.
LLEGÓ EL TURNO DE MARGO CILKER, de emocionarnos con SUS CANCIONES y, muy particularmente, con su PORTENTOSA VOZ (Un inciso: se lo dijimos en privado -nos lo podemos permitir, la conocemos desde hace años, fue gran cliente/amiga de La Estación-: cantas demasiado bien, tienes un chorro de voz, un timbre tan nítido y potente, y unos agudos de los que muchos cantantes profesionales carecen; te sale todo demasiado fácil; con esto queríamos trasmitir a la jovencísima Margo que su más complicado trabajo va ser dominar su instrumento y elegir qué registro vocal, entre todos los que tiene, va a definir más la personalidad, el sonido, de sus canciones).
Hizo Margo un amplio repaso por sus propios temas, que nos encantaron, y suponemos no tardarán en registrarse en disco porque lo tienen todo; además, se encuadran en un estilo, el de folk/country/americana con voz de chica muy de moda estos últimos años en nuestro país, pensemos en Alondra Bentley, Russian Red, Anni B. Sweet… Llegó después lo que sibilinamente hacíamos anunciado: el impresionante pack de versiones de nuestra admirada, por no decir directamente venerada, LUCINDA WILLIAMS.
El recital fue como escuchar a la diva de Lake Charles (Loussiana, EEUU) cantando cuando era aún joven (Margo tiene un timbre de voz muy similar al de la primera Lucinda, lo que ayuda mucho), precisamente cuando nosotros no pudimos verla en concierto porque apenas venía entonces Lucinda (que era ya una estrella en EEUU) a tocar a Europa. No llegó a hacerlo España hasta hace unos cuatro años, con lo que para cuando tuvimos la muy ansiada) oportunidad de verla tocando sobre un escenario, tenía ya Lucinda casi sesenta años; dicho de otro modo, cuando la voz -en este caso, manteniendo buena parte de su atractivo y magnetismo- carece de esa frescura, de ese brillo, potencia y riqueza tonal exclusivos de la juventud.
Cayeron en el fantástico set de Margo Cilker, entre otras obras maestras, “Drunken Angel” y “Greenville”. Esta última, quizá una de nuestras dos o tres baladas favoritas del monumental repertorio de Lucinda Williams, cerró el evento y la hicieron al alimón Margo y Dani, que se lució en los solos de guitarra.
Y, qué decir, nos pudo la emoción…, hay canciones que son mucho más que canciones.
Quizá no conoces esta melancólica balada de amor desengañado con ciudad al fondo. Pues tienes suerte por partida doble:
1) Vas a flipar escuchándola como solo se flipa cuando se escucha un temazo por primera vez
2) Te la dejamos aquí abajo, en un live per-fec-to: