Una mala noticia para el mundo del country/rock: acaba de hacerse público que el pasado sábado 16 de marzo, «a consecuencia de un fallo en sus órganos vitales», murió, tras una compleja -y totalmente volcada en en la música- vida, JASON MOLINA, sin haber cumplido siquiera los 40 años, uno de nuestros cantautores americanos más querido de todos los tiempos.
Leemos por ahí esto que sigue más bajo sobre el líder de una banda mítica, Songs:Ohia, que nos dejó helados cuando la escuchábamos en silencio y casi en secreto hace unos diez años, y de la ya más reconocida Magnolia Electric Co.; fuimos grandes seguidores suyos, y su voz, profunda e impactante, desoladora con frecuencia, era inconfundible. Fue uno de los mejores herederos de la trayectoria de Neil Young, con quien se le comparó con frecuencia, sobre todo en sus discos de la última etapa. Tuvimos la oportunidad de verle muchas veces en directo e incluso de compartir cervezas y hablar con él en más de una ocasión: era uno de los músicos más entrañables que hayamos conocido nunca.
Lo ponemos tal cual; porque no tenemos ganas de escribir, la verdad.
«Molina se lanzó en solitario tras despedir Song: Ohia con un álbum que daría nombre a su siguiente proyecto, Magnolia Electric Co. En 2004 y 2006 publicó dos álbumes en solitario que precedieron a la formación de la nueva banda. Un grupo que desde 2005 mantuvo una media de disco por año y que en 2009 sorprendió con Josephine, un álbum excepcional de tintes bluseros que derribó las últimas barreras de la crítica. Jason Molina se consagraba con una gran figura de la escena independiente. Su mejor momento profesional coincidió con su derrumbe emocional. Su mejor momento profesional coincidió con su derrumbe emocional. Su salud dijo basta y el músico tuvo que parar. El parón de un hombre acostumbrado a cobrar cada dos noches se tradujo en una rápida quiebra. Molina no tenía seguro médico y tuvo que volver a casa de sus padres para pasar una mala racha que ha terminado venciendo a un músico joven repleto de talento que dejó la música en su mejor momento. Las facturas de hospital se fueron acumulando. Su madre acudía a amigos y a fans en busca de ayuda y Jason se dedicaba a criar cabras y pollos en una granja de Virginia mientras preparaba su regreso musical, un regreso truncado por los excesos de una década sobre las tablas, en camionetas, en el estudio. Una década de gran música y mala vida».
Un músico excepcional, con toda la pinta de ser un ser humano no menos maravilloso. Un recuerdo emocionado para él, con una de sus colosales canciones, Didn’t It Rain, muy folkie, minimalista e introspectiva por la que le conocimos hace ya muchos años.
Posteriormente, viró, ya con banda potente y tal (visitó Bilbao al menos una vez, que recordemos), hacia el rock y el blues/rock, logrando acceder a públicos más amplios, pero nosotros nos quedamos prendados de su poesía y su manera de cantar con esta canción, y es por eso que os la ponemos aquí.
Jason, miramos las fotos que nos hicimos contigo y no podemos soslayar la tristeza tremenda que nos invade, ni lo queremos. Es nuestra manera de sentirte más cerca, ahora que te has ido para siempre. Descansa en paz.