Una parada en el feliz paseo soleado previo al aperitivo, el último domingo del primer mes del penúltimo año de la primera década del primer siglo del actual milenio, que aún es bien joven, pese a las apariencias.
una canción? venga, pues… una vieja de MCENROE, «Montreal», dedicada a Liliana, con quien disfruté del paseo dominical, y de todo este milenio, dicho sea de paso.