QUÉ HACER, más que lamentar lo ocurrido en Barcelona y Cambrils, mostrar nuestra solidaridad y manifestar nuestro dolor a las familias de los afectados y exigir a las autoridades españolas y del resto del planeta que se haga todo lo posible, a todos -y digo todos- los niveles, para ir acabando con esta pesadilla del yihadismo terrorista.
Problema este complejo donde los haya, en el que la eficacia policial, la colaboración política y de información a nivel internacional, y tender puentes amistosos y de mutua conveniencia con el mundo musulmán no ya moderado sino simplemente no yihadista se nos antojan imprescindibles. Es un problema de todos, cualquier día pasa aquí o nos pasa a nosotros en cualquier ciudad del mundo.
Había que decirlo; dicho queda y sigamos.